martes, 16 de febrero de 2010

CÓMO SER PERSONAS IMPOSIBLES DE OFENDER

EL PROFE

Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.

Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.

El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:
Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, ¿lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.
Por supuesto que no - contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.

Bueno, - prosiguió el profesor -, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

No entiendo a qué se refiere. - dijo el alumno, confundido.

Muy sencillo, - replicó el profesor -, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.

Muchacho, - concluyó el profesor en tono gentil -, tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa.
Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.

Cada día, en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo.
Si te ofrecen envidia, rabia e insultos y decides no aceptarlos, continuarán perteneciendo a quién los llevaba consigo.

Es tan grande la libertad que nos da Dios que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.


¿Qué escogiste tú?

Proverbios 12:18
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina

Eclesiastés 10:12
Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del necio causan su propia ruina.

Proverbios 10:19
En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente.


Proverbios 12:6
Las palabras de los impíos son para acechar la sangre: Mas la boca de los rectos los librará

Proverbios 22:17
Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, Y pon tu corazón á mi sabiduría

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